A lo largo del verano, la exposición solar es inevitable. Ya sea que te encuentres en la ciudad o en la playa, el sol brilla con mayor intensidad y, si bien necesitamos esa vitamina D que proporciona, también es esencial protegerse de sus efectos dañinos.

Si bien todos anhelamos ese primer rayo de sol para llenarnos de energía, es crucial comprender que existe una delgada línea entre disfrutar y sobreexponerse. Los rayos ultravioletas, especialmente intensos en esta época del año, pueden causar desde quemaduras solares hasta graves problemas de salud como melanoma y cataratas.

La piel, nuestra primera barrera protectora, sufre las consecuencias directas de una prolongada exposición solar. Desde simples rojeces hasta acelerado envejecimiento y cáncer. Y no olvidemos nuestros ojos, que aunque cuentan con cierta protección natural, pueden verse afectados en ambientes donde la reflexión solar es intensa.

Trabajadores a la intemperie: en la primera línea de exposición

Según una reciente Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo, cerca del 16,9% de trabajadores realiza sus funciones al aire libre. Esta realidad, unida a las crecientes temperaturas cada verano, obliga a las empresas a adoptar medidas efectivas para garantizar la seguridad y salud de su personal.

No todas las horas del día son iguales en términos de radiación solar. El índice ultravioleta, que mide la intensidad de esta radiación, nos indica que durante mayo y junio los niveles oscilan entre 6-7. Sin embargo, en julio y agosto, puede alcanzar niveles de hasta 10, siendo imperativo evitar la exposición directa durante las horas centrales del día.

Consejos para una Protección Efectiva

  1. Zonas Sombreadas: si trabajas al aire libre, busca áreas sombreadas para reducir la exposición.
  2. Vestimenta Adecuada: usa prendas que cubran la mayor parte de tu piel, protegiéndola del contacto directo con el sol.
  3. Protege Tu Cabeza: usa gorras, sombreros o incluso paraguas para proteger tu cabeza y cara.
  4. Gafas de Sol: opta por modelos que ofrezcan protección UV.
  5. Filtro Solar: esencial para cualquier actividad al aire libre, elige uno con un SPF de al menos 30.

Protegernos del sol no es sólo cuestión de estética, sino una necesidad para mantener nuestra salud en óptimas condiciones. Ya sea que trabajes al aire libre o simplemente salgas a disfrutar del día, recuerda siempre usar protección. Tu piel y tus ojos te lo agradecerán.

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